Belice es una nación caracterizada por su diversidad étnica y su rica historia, en la que personas de diferentes orígenes han encontrado un refugio de paz y democracia. Aunque su población es pequeña, con alrededor de 250,000 habitantes (según la estimación de 2000), su composición multiétnica refleja la convivencia armónica de diversos grupos, que se respetan mutuamente. El dicho local en criollo, «All a we da wan» (Todos somos uno), resalta el sentimiento de unidad a pesar de las diferencias culturales y las diversas historias de los beliceños, quienes contribuyen al crecimiento y desarrollo de la nación.
Mestizos
Los mestizos en Belice tienen raíces en las culturas maya y española, las cuales llegaron a este país a través de la Guerra de Castas en Yucatán, México, a mediados del siglo XIX. A lo largo de los años, ha habido migraciones adicionales de mestizos, especialmente desde las repúblicas centroamericanas vecinas, durante las guerras civiles de la década de 1980. Hoy en día, los mestizos constituyen aproximadamente el 43% de la población de Belice, un número que sigue creciendo. Como resultado de la creciente influencia de los hispanohablantes en la población local, el español ha adquirido relevancia como idioma de comunicación, aunque no es comúnmente hablado o escrito.
Criollos
Los criollos, descendientes de africanos y europeos, representan casi el 30% de la población de Belice. Su cultura única se formó a partir de la mezcla de europeos y africanos, lo que dio al país un sabor particular del Caribe. Platos típicos como el arroz con frijoles y pollo guisado, junto con el pan criollo, son fundamentales en la dieta beliceña. Además, el criollo, un dialecto basado en el inglés y varios idiomas africanos, ha llegado a simbolizar el orgullo cultural de los beliceños.
Mayas
Los mayas son los habitantes originarios de Belice, con un legado histórico que se remonta a tiempos precolombinos. En su apogeo, se estima que un millón de mayas vivían en la región. Los grupos mayas más prominentes en Belice son los Kekchis, Mopanes y Yucatecos. Mientras que los Kekchis y Mopanes habitan principalmente el oeste y sur de Belice, los Yucatecos residen en el norte del país debido a su migración durante la Guerra de Castas. Aunque muchos Yucatecos han adoptado el catolicismo y el español, los Kekchis y Mopanes siguen viviendo de manera similar a como lo hacían sus ancestros. Los mayas representan alrededor del 11% de la población total de Belice.
Hindúes
Una pequeña población hindú también ha dejado su huella en Belice, especialmente a partir de la migración de trabajadores indios a finales del siglo XIX. Estos inmigrantes trajeron consigo sus costumbres, religión y tradiciones, que han influido en la sociedad beliceña de manera significativa.
Menonitas
Los menonitas en Belice son conocidos por su estilo de vida agrícola, centrado en la producción de productos lácteos y ganado, que incluye aves, carne de vaca y cerdo. La industria ganadera en Belice, especialmente la producción de carne de res, tiene un gran potencial para la exportación y generar ingresos. Además, la producción de productos lácteos podría expandirse significativamente con la inversión adecuada y la introducción de nuevas tecnologías.
Chinos
La comunidad china, aunque pequeña, ha jugado un papel importante en la diversidad étnica del país. Los chinos llegaron a Belice a finales del siglo XIX como trabajadores en las plantaciones de caña de azúcar. Posteriormente, hubo un segundo y tercer flujo migratorio, particularmente después de la Segunda Guerra Mundial y en la década de 1990, cuando inmigrantes de Taiwán se establecieron en el país en busca de mejores oportunidades económicas. Su influencia ha sido notable, especialmente en el sector de la acuicultura, donde han desarrollado una exitosa industria de camarones.
Rastafaris
El movimiento rastafari en Belice, aunque no muy organizado, también es una expresión importante de la cultura local. Inspirados por figuras como Bob Marley, algunos beliceños criollos adoptaron los ideales rastafaris en los años 70, viviendo una vida de conciencia política y espiritual. Estos beliceños observan muchos de los rituales del movimiento rastafari, lo que agrega otra capa de diversidad a la cultura del país.